Para trabajar en tu alimentación vamos a hacerlo a través de educación alimentaria . Es decir, no nos vamos a limitar en que yo te dé un menú y tú lo sigas.
En primer lugar, me voy a interesar por qué alimentos incluyes, cuáles no y porque, tus hábitos, horarios, preferencias y aversiones de alimentos. Por otro lado, vamos a ver cuáles son tus conocimientos y creencias respecto a alimentación y salud. Y también analizaremos cómo ha sido tu alimentación y conducta alimentaria hasta ahora, para establecer pautas coherentes y globales.
Sin todo esto, la alimentación funcional no tiene sentido. La salud forma parte de un todo, en nuestro organismo todo funciona en equilibrio y no podemos dar nada por sentado.
Nuestros requerimientos cambian a lo largo de nuestra vida, y además debemos tener en cuenta nuestra rutina, actividad física, preferencias y circunstancias actuales. La alimentación es un factor de protección ante las patologías, y si estás padeciendo una enfermedad, una buena alimentación favorece el tratamiento y tu calidad de vida.
Pero esto no va ni de restricciones, ni de prohibiciones. Va de sumar, no de restar. Así como nuestras preferencias alimentarias, señales de hambre y saciedad, y en definitiva analizar tus hábitos y ver que te apetece incluir en ellos y que no.